Una vez más, dentro del contexto del conflicto palestino – israelí y en especial la operación en Gaza desde octubre anterior, se han impulsado propuestas para acusar a Israel de cometer crímenes de lesa humanidad contra la población palestina, basada en dos criterios, el genocidio y el domicidio. En el caso puntual del segundo criterio, no es considerado en la época actual como un crimen de lesa humanidad, pero se insta a adoptarlo como tal. 

Para categorizar ambos delitos en el contexto de la escalada de Gaza pesará en esta situación la “intención” y para esto, aunque existan activistas que insistan que realmente está ocurriendo dicho delito, no se hace por “aclamación” popular, sino que se realizará conforme al procedimiento que establece el derecho internacional para poder ejecutar una condena, y siempre tendrá el factor político de por medio que lo permita o no y sin ninguna duda la presión mediática para que se categorice como tal o en su defecto que quede estigmatizado de esta manera aunque a nivel jurídico no se declare como tal. 

También debe considerarse que el tema de la intención y de la ejecución de los crímenes de lesa humanidad recaen en este caso sobre las partes enfrentadas en ambos lados y siempre existe la posibilidad de una investigación interna que pesará a la hora de tomar decisiones de carácter político, aunque en el caso de Hamás como organización irregular, sus acciones son más fácilmente punibles debido a la exposición excesiva de medidas apegadas a ideas de odio; sin embargo, será hasta el día después del conflicto que se pueda dilucidar una serie de medidas y perspectivas que se están planteando al respecto.